En estos días en los que comenzamos el adviento y todo nos invita a vivir “la alegría del Evangelio”, con lámparas encendidas y flancos ceñidos, los cristianos alentamos la esperanza en El que vendrá, viene siempre, y hace todo nuevo.
Y de renovación va la cosa. Este tiempo litúrgico quiere impulsar, avivar, alentar la vida de todos nosotros al calor y con el empuje del Espíritu que le da un vuelco a nuestras medianías. Necesitamos el cambio. Es urgente cambiar cosas que no van bien. El